CARTA ABIERTA

Porque no quiero que te pudieras ir sin saber lo que te tengo que decir; porque no quiero tener que llorar lo que mi boca calló; porque  tienes derecho a saber lo que dio de sí tantos momentos:

"Que no daría yo, por empezar de nuevo", empezar a crecer en tu seno, sintiendo en cada latido de tu corazón un bello canto de amor. Empezar a ver la bella luz del sol que me permitiste conocer, esa que da alegría y calor a la vida misma. Empezar a caminar pasito a paso por esta vida que esperaba con los brazos abiertos.

"Que no daría yo, por empezar de nuevo", siendo niña, pequeñita, y sentir como todo tu cuerpo me cubría con un solo abrazo; esas caricias en la muñeca por el hueco de la manga; ese calor recostada en tu costado.

"Que no daría yo, por empezar de nuevo", a conocer al mundo por tus ojos, a sentir el mundo por tu corazón, a medir la vida por tus manos.

"Que no daría yo, por empezar de nuevo", para regalarte nuevamente años para vivir, porque ..., al final del camino, no importan las caidas, las equivocaciones, los fracasos, los malos momentos, las dificultades, ..., solo importan todos los bellos momentos que vivimos, cada una de las caricias, cada uno de los abrazos, cada uno de los besos que me diste y que te dí, los que te doy y tu me das.

"Que no daría yo, por empezar de nuevo", a ver el mundo con la felicidad que tu me enseñaste, a sentirme grande e importante como yo lo era para ti; a que me volvieras a enseñar a rezarle a Jesusito,  que era niño como yo,  a la Virgen María que era mi compañera y a mi angel de la guarda, que bastante trabajo tenía conmigo, para que no me desamparara.

"Que no daría yo, por empezar de nuevo", ..., porque todo lo que me has dado ha sido y sigue siendo bueno.  GRACIAS,  MAMA.