DIJO DIOS: "HAYA LUZ"

DIJO DIOS: "HAYA LUZ"
Y empiezas a comprender la inmensidad de tu existencia.

lunes, 31 de enero de 2011

TU TESTAMENTO

Hoy te dejo unas letras que sé las leerás desde tu descanso en el Padre. Tu que siempre callabas tus más profundos sentimientos porque no supieron enseñarte a exteriorizarlos, un ya lejano día me diste en un papel que guardo como tu más valioso tesoro y en el ponía lo que había sido tu norma de vida:


¡Bendito seas, Señor, 
por tu infinita bondad; 
porque pones con amor 
sobre espinas de dolor 
rosas de conformidad!. 

¡Qué triste es mi caminar!... 
Llevo en el pecho escondido 
un gemido de pesar, 
y en mis labios un cantar 
para esconder mi gemido. 

Tú sólo, Dios y Señor, 
Tú, que por amor me hieres; 
Tú, que con inmenso amor, 
pruebas con mayor dolor 
a las almas que más quieres, 

Tú sólo lo has de saber; 
que sólo quiero contar 
mi secreto padecer 
a quien lo ha de comprender 
y lo puede consolar. 

 

¡Bendito seas, Señor, 
por tu infinita bondad, 
porque pones con amor, 
sobre espinas de dolor, 
rosas de conformidad!... 

Será el dolor que viniere 
en buena hora recibido. 
Venga, pues que Dios lo quiere... 
¿Qué me importa verme herido 
si es mi Dios el que me hiere?. 

Yo no me quejo, Señor; 
yo sé que es goce el dolor 
si se sufre por amar, 
y el padecer es gozar 
si se padece de amor. 

Yo quiero sufrir, Señor; 
quiero por amor gozar 
la dulzura del dolor; 
quiero hacer mi vida altar 
de un sacrificio de amor. 

 

Vivir sin penas de amores 
es triste vivir sombrío, 
como el del agua de un río 
que, sin árboles ni flores, 
va por un campo baldío. 

Vida, la falsa alegría 
yo no te envidio, que el día 
que fuere mi vida así 
temblando de horror diría: 
¡Dios se ha olvidado de mí!. 

No huyáis penas y dolores 
con flaqueza de cobarde, 
ni busquéis falsos amores, 
que mueren, como las flores, 
en el morir de la tarde. 

Saber sufrir y tener 
el alma recia y curtida 
es lo que importa saber; 
la ciencia de padecer, 
es la ciencia de la vida. 

 

Por eso, Dios y Señor, 
porque por amor me hieres, 
porque con inmenso amor 
pruebas con mayor dolor 
a las almas que más quieres; 

porque sufrir es curar 
las llagas del corazón; 
porque sé que me has de dar 
consuelo y resignación 
a medida del pesar; 

por tu bondad y tu amor, 
porque lo mandas y quieres, 
porque es tuyo mi dolor..., 
¡bendita sea, Señor, 
la mano con que me hieres!. 


José María Pemán           
(1898-1981) 

Gracias, papa.

sábado, 29 de enero de 2011


"Por la noche cuando esté dormida, ven hasta mi cama, ven y bésame, y en tu manto de luces y estrellas, Virgencita buena, acurrúcame, acurruúame, acurrúcame".

domingo, 16 de enero de 2011

ORAR

Hace ya unos años le pregunté a una Madre Maestra de novicia: "¿Como puedo orar?" y ella me enseñó que orar era elevar el alma a Dios.

¡Qué fácil lo dice, pero ... eso ...¿como se hace?.

Me enseñó que cada vez que nos sentimos impotentes ante circunstancias que nos superan y acudimos con la mente a una súplica callada, cada vez que nos invade la alegría y damos sinceras gracias con el coraón, que cada vez que el dolor nos invade y solo le buscamos para consolarnos con su palabra, todas y cada una de las veces que sentimos la necesidad de El y hacemos el silencio en nuestro corazón, elevamos el alma a Dios.

Al igual que dos amantes no necesitan palabras para compartir los sentimientos mutuos, nuestra alma no necesita palabras, ni composición de lugar, ni tan si quiera silencio exterior para buscarle entre lo más cotidiano de nuestro día y compartir con El lo que brota de nuestro corazón en cada momento del día.

Orar es ese silencio interior que en un segundo nos invade y pensamos en El como en el único que en ese justo momento nos acompaña, y no hablamos, solo sentimos como nos acercamos a El y le abrimos las manos para decirle: "esto hay".

No hacen falta palabras, El conoce cada acto, pensamiento, sentimiento, ¿que le vamos a decir?. El nos conoce incluso en lo más profundo de nuestro ser, alli donde nace lo más puro de cada momento de nuestra vida y lo más abominable. La intención de cada acto es lo más importante de nuestra vida. En la oración vamos descubriendo, como si ante un espejo nos pusieran, que no es importante lo que hacemos sino el porqué lo hacemos.
La oración nos tiene que ayudar a conocer la voluntar de Dios y esa la descubrimos mediante el silencio interior y su palabra.

Pero hay veces que orar no es fácil, hay momentos en los que queremos compartir todo ese mundo de sentimientos y vivencias y no somos capaces de encontrar ni tan siquiera un silencio para compartir. En esos momentos, buscamos un salvavida al cual agarrarnos, una jaculatoria, un rezo, un simple pensamiento, un suspiro: "¡Ay, Dios mio!" y ya El sabe todo lo quisieramos compartir con El.

Orar es acercarnos a Dios para compartir con El lo que vivimos y sentimos, ponemos ante El nuestras verdaderas miserias, esas que los hombres no son capaces de descubrir ni en el más eróico de los actos que realizamos. A cada paso que damos por su camino somos conscientes de lo que nos va pidiendo y de lo que le vamos dando, somos conscientes de la perfección a la que nos encaminamos y la miseria que arrastramos, saberse cada vez más cerca de El nos descubre cuan inmerecido nos tenemos tan sublime regalo, cuanto más sabemos que nos acercamos a El más sentimos el peso de nuestra miseria y nuestas limitaciones.

Por toda mi debilidad, por toda mi miseria, por toda mi limitación, pido constantemente me asista el Espiritu de Dios, pues no me siento capaz de realizar el camino por mi misma:

Ven, Espíritu Divino
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén

sábado, 8 de enero de 2011

¿Y..., MI REGALO?

No podía creer que nuevamente me fuera a dejar sin un solo insignificante detalle y ... ¡exploté!, la rabia ante tanta ... ¿apatia?, ¿ingratitud?, ...¡no encontraba palabra para calificar su postura!

Mis sentimientos se volcaron en una inmensa decepción. "¡No me pongas en el compromiso...!" seguía retumbando en mi cabeza. Eso significo, un compromiso, un mero compromiso, nada más que un simple compromiso.

"¡Eres peor que una niña chicha!", ..., y sentía como con sus palabras mataba la ilusión de niña que aun hay en mi interior.

Todo ..., para que al final, ¡es que soy tan difícil!.

Y entre las sábanas, en la oscuridad de la noche, te pregunto ¿por qué no pude pasar de ese detalle?. Aun mi vida sigue apegada a detalles y tonterias de este mundo de las cuales debería ya haber aprendido a pasar.

Aun me cuesta trabajo darme cuenta de que quieres un total despego de todo lo material, no que renuncie a algunas cosas sino a todas.

En estos días he descubierto que no solo vale aceptar tu voluntad excusándonos en intenciones buenas, estás exigiendome una total entrega con absoluta pureza de intenciones. Me estás poniendo el camino muy difícil, no es que la entrega no sea buena sino que la quieres íntegra y con plena conciencia de lo que me pides y lo que te doy.

Renunciar al provecho de tanto sacrificio y hacerlo sin poner traba ni excusa me va a resultar muy difícil, es más de lo que yo me siento con fuerza a darte; el Espíritu Santo me ilumina plenamente pero no siento su fuerza para poder dar el paso. Mi interior es una lucha constante: "pero si lo que demando es justo ¿como renunciar a ello?" y te miro en la Cruz y recuerdo "PADRE, que pase de mí este cáliz. Pero hagase tu voluntad".

Lo más díficil del sacrificio es la conciencia del mismo. La lucha entre lo bueno y lo mejor te martillea la mente y no deja que el alma descanse. Ante el mundo que te empuja a exigir lo justo y la conciencia que te exige renunciar voluntariamente resulta complicado tener paz.

Como siempre en estos momentos, solo encuentro una tabla de salvación: "Acordao, oh piadosísima Madre, que jamas se ha oido decir, que ninguno de cuantos hemos acudido a Vos pidiendo vuestro auxilio, hayamos sido desamparados de Vos".

"HAGASE TU VOLUNTAR" y ha aguantar las críticas del mundo ante lo que no comprende que tengo que aceptar, ¡qué lucha camaleonica!.

domingo, 2 de enero de 2011

NAVIDADES 2010

Un nuevo año ha comenzado, todos lo celebramos con fiestas y alegría, aunque para algunos es un día más y simplemente eso, la mayoría celebramos una nueva oportunidad para comenzar a realizar sueños, propositos, ilusiones,...
Con el mismo ritmo que la vida nos marca, vamos desarrollando etapas que se terminan, se cortan o las abandonamos para comenzar nuevos designios, caminos, decisiones,....¡ESE ES EL GRAN REGALO DE DIOS!!!!, al igual que cada día termina y nace uno nuevo, termina un año y comienza otro, cada segundo que vivimos tenemos la oportunidad de decidir por nosotros mismo que hacer el segundo siguiente, ya no importa todo lo pasado, solo importa el que va a seguir.
En esto días en los que mi vida y la de mi familia está teniendo tantos cambios, pido constantemente la iluminación del Espiritu Santo para acertar en el camino que nos marca la Voluntad de Dios. No es fácil renunciar a tantas cosas personales para atender a quien lo necesita, pero yo confío en que he elegido el camino que El nos marcaba en estos momentos.
Para el estas navidades están siendo muy distintas, primero porque está acompañado, también porque está conociendo por primera vez lo que es vivir unas navidades con la familia, está descubriendo la ilusión de unos regalos escondidos para la felicidad de los nietos, ...., el abuelo empieza a ser un niño más en estas navidades, aquel niño que con 6 años pusieron a trabajar y ya no recordaba, aquel que dejo de ver lo bonito de compartir ilusión y alegría, aquel que olvidó la sorpresa de unos regalos en la noche mágica de los Reyes Magos.

Mientras en estas fechas se mezclan sentimientos muy dispares, la pena del recuerdo de quienes nos dejaron, la añoranza de esas grandiosas celebraciones en casa de los abuelos, el dolor de la lejanía de algunas personas muy amadas, la tristeza por la situación de personas queridas que no podemos cambiar,..., aun a pesar de todo ello, reina la felicidad desde el convencimiento de que estamos poniendo un granito de arena en la felicidad de alguien.

Aunque ya casi han pasado estas fechas, aun nos quedan días, horas, minutos, segundos, instantes en los que podemos ser felices y dar felicidad; que el espiritu de la navidad nos impregne de su sentido de comienzo y felicidad y que para todos los que nos rodean seamos lámpara que alumbra sendas de paz.

EL NIÑO DIOS NOS COLME DE SUS BENDICIONES Y LAS SEPAMOS COMPARTIR.